Paz y Amor!! - Parte 2.

8/Mar (Día de la mujer trabajadora!!)

El tiempo no mejoraba mucho pero hice un pateito al Ventisquero (glaciar) Colgante de Queulat. Fue una subida bonita con unas vistas del ventisquero y su correspondiente cascada y lago. El pack completo.


A la vuelta ya había agua caliente en el camping y.... me duché!!!! Mejor no contar los días desde Coyhaique. Lo bueno de la bici es que el aroma va quedando por detrás je je.

Como nuevo, recogí mis bártulos y seguí camino hasta Puyuhuapi, que es un puerto en el Fiordo Queulat que conecta al Océano Pacífico (por cierto, no sé si he dicho que Magallanes le llamó Pacífico cuando consiguió escapar del Estrecho que luego lleva su nombre).


El camping era bajo techo y me vino de maravilla porque al día siguiente pude salir con el material seco aunque bajo una lluvia incesante que ya iba tocándome las narices!!!!

9/Mar
El día fue muy duro. Me iban faltando las fuerzas en mis músculos y la lluvia me estaba humedeciendo el ánimo. Tardé 2 h en hacer los primeros 15 Km. Al llegar al pueblo de La Junta a 47 Km estaba derrotado. Almorcé frente al monumento a Pinochet!!!


De hecho, yo creía que La Junta era por un cruce de 4 carreteras, pero me dijeron que era por "La Junta Militar"!!!

Aún eran las 6 y aunque sin ganas, me animé a seguir. A las afueras del pueblo había una feria de ganado donde los ganaderos pujan por las reses o por lotes completos. Un auténtico espectáculo lleno de gauchos y ambiente rural.


Seguí camino y me crucé con Michael. Un americano de 62 años que iba hacia O´Higgings en su bici. Gran cicloviajero y conocedor de estas rutas. Persona admirable!!! Le comenté que quería seguir hacia el norte hasta terminar la Carretera Austral y luego ir hacia el este hasta Futaleufú para hacer Kayak, pero me advirtió que la temporada ya estaba terminando y la temperatura iba a bajar mucho, así que me convenció de pasar primero por Futaleufú y ya se verá qué ocurre con el final de la Carretera Austral.

Sobre las 20:30, con el agua de la noche ya cargada, apareció una carretera que me condujo a un río. Aunque parezca paradójico, no es tan fácil encontrar lugar para acampar pues a ambos lados de la Carretera Austral tienes vallas que se extienden por decenas de Km que dicen que es para confinar a los animales. Yo no me lo creo mucho porque no haría falta que la parte de arriba de la valla sea de alambre de pinchos.. que mala leche!!

El día siguiente comenzó con una lluvia tan fuerte y constante que no me decidí a salir de la tienda de campaña hasta las 12 del mediodía!!! Guardé todo en las alforjas impermeables y las fui colocando en la bici. Al salir yo y doblar la carpa daba dolor ver como el agua resumaba al intentar enrollarla. Además, se notaba que pesaba mucho más de lo que debería.

Los 40 Km hasta Villa Santa Lucía se me hicieron eternos. No paró de llover en todo el día y llegué sobre las 6. Destruido!! No podía seguir. Mientras buscaba alojamiento en esa villa tan pequeña, salió un tío gritándome para llamar mi atención. Era Enzo. Un cicloviajero que se estaba alojando en el restaurante de María, Tulio y Alejandro (9 años). Es como una casa de ciclista pero con un precio dado, muy reducido. Junto a Enzo (Suizo) estaba Marion (Francesa). Ambos se habían encontrado ese día y partirían mañana hacia el sur.

El restaurante se transformaba en alojamiento por la noche. Primero comían los trabajadores de la carretera, luego los cicloturistas y por último, se apilaban las mesas para dejar el suelo diáfano para nuestros aislantes y sacos. Además, los 3 pusimos gran parte de nuestra ropa y tiendas a secar.


Al final pasé 3 noches allí. Me sentí confortado. Al conocer un poco a María le llamaba "María sin fronteras". Ella era una ONG en sí misma. Una persona bondadosa, preocupada por nosotros, por sus comensales y hasta por algún personaje curioso que pasó por allí. Alegre y trabajadora.

El primer día que pasé allí estuvo lloviendo en su totalidad y no hice mucho. Al final Enzo se quedó conmigo porque se encontraba mal, así que Marion se fue sola rumbo sur. Al día siguiente me despedí de Enzo que seguía su camino ya recuperado y yo me fui a hacer el camino al Ventisquero Yelcho. Lo que me gustó fue que avanzas por un sendero durante una hora (sin paradas) y luego tienes otra hora (sin paradas) más o menos a campo a través sólo guiándote por algunos mojones y por la visión del ventisquero frente a ti, hasta que al final llegas a meterte dentro. Digo "sin paradas" porque yo me lo tomé con bastante más calma.


A la vuelta habían nuevos compañeros en la casa. Por un lado estaban Enrique, Max y Charles. 3 franceses que iban en mi dirección!!! Así que al día siguiente partimos los 4 hacia Futaleufú. Por otro lado, estaba Martin. Un bombero inglés de 52 años que llevaba 8 años caminando desde México hacia el sur, para concienciar sobre la protección al Medio Ambiente. Ha recorrido más de 15.000 Km caminando!!! y ha pasado por más de 20 países. Parece que se cansó de salvar vidas individualmente y ahora quería poner su granito de arena para salvar el planeta. Un gran tipo -en todos los sentidos- que fue un privilegio conocer.


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